La denuncia falsa aparece en el Nuevo Testamento como un acto de injusticia, generalmente perpetrado contra Jesús, los apóstoles y otros seguidores de Cristo. Este tipo de acción se relaciona con la mentira y la injusticia, y es condenada en las Escrituras debido a su capacidad para generar daño, tergiversar la verdad y oponerse a la voluntad de Dios.
En perspectiva teológica, las denuncias falsas proferidas por una persona contra otra, en oposición a la verdad, se presentan como un acto de injusticia, contra un valor central en el Nuevo Testamento: la verdad. Jesús mismo es identificado como «la verdad» (Juan 14:6), y mentir, especialmente en forma de denuncia falsa, es asociado con la obra de Satanás, «el padre de la mentira» (Juan 8:44).
La denuncia falsa origina la injusticia en el juicio. El Nuevo Testamento denuncia los sistemas corruptos que permiten que las denuncias falsas prosperen, como en los juicios injustos contra Jesús, Esteban y Pablo, además, del sufrimiento creado por la injusticia, advirtiendo Jesús y los apóstoles, que los creyentes enfrentarán acusaciones falsas y persecución, pero estas son oportunidades para testificar:
"Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo" (Mateo 5:11).
Respecto de los juicios injustos y denuncias falsas:
- Contra Jesús:
Mateo 26:59-61:
Durante el juicio de Jesús, los principales sacerdotes y el Sanedrín buscaron falsos testigos para acusarlo:
"Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos, que dijeron: 'Este dijo: Puedo destruir el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.'"
Estas acusaciones fueron tergiversaciones de las palabras de Jesús y tenían el propósito de justificar su condena.
Lucas 23:2:
Frente a Pilato, se hicieron acusaciones falsas contra Jesús:
"Y comenzaron a acusarle, diciendo: 'A este hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es Cristo, un rey."
Esas denuncias eran distorsiones de sus enseñanzas, ya que Jesús nunca insto a desobedecer las leyes romanas.
- Contra Esteban:
Hechos 6:11-13:
Los adversarios de Esteban incitaron a hombres a mentir sobre él, afirmando que hablaba contra Moisés y contra Dios:
"Entonces sobornaron a unos hombres para que dijeses: 'Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo contra él, le arrebataron y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: 'Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley.'"
Estas denuncias condujeron a su martirio.
- Contra Pablo y sus apóstoles:
Pablo fue acusado ante el gobernador Félix con falsedades:
"Hemos hallado que este hombre es un plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo, y le prendimos."
Estas denuncias falsas tenían la intención de desacreditar su misión y detener la expansión del cristianismo.
Las consecuencias de las denuncias falsas en el Nuevo Testamento, son vistas como una expresión de pecado y oposición a Dios. Los perpetradores se colocan bajo juicio divino por su injusticia y su violación de la ley moral.
Pero ante todo mal proveniente de Satanás a través de algunas personas que se han apartado de la verdad y el camino recto, los creyentes seguimos las lecciones y aplicaciones de Jesús, confiando en Dios ante la injusticia, llamados a confiar en Él y su justicia, incluso cuando enfrentamos falsas acusaciones.
«El Señor juzgará a su pueblo.» (Hebreos 10:30).
Comprometidos con la verdad, los cristianos reflejamos la verdad en nuestras ideas y acciones, y rechazamos cualquier forma de mentira, incluyendo las denuncias falsas.
En resumen, el Nuevo Testamento condena las denuncias falsas como un grave pecado que distorsiona la verdad y busca dañar a otros. Al mismo tiempo, presenta la confianza en Dios y la perseverancia como la respuesta adecuada ante tales situaciones. Amén.