El tema del disfraz en el NT, aunque no se menciona de forma directa en el contexto de «disfrazarse» con ropas físicas, aparece en varios episodios simbólicos y espirituales relacionados con la hipocresía, el engaño, y la transformación espiritual.
En lo que respecta a su uso para lograr un fin justo no es común en el NT, ya que el énfasis suele estar en la transparencia, la verdad y la autenticidad en las acciones de los seguidores de Cristo. Sin embargo, hay ejemplos en las Escrituras en los que personas y apóstoles modifican su apariencia, conducta o circunstancias de manera estratégica, aunque no necesariamente usando un disfraz literal, para cumplir un propósito justo o alineado con la voluntad divina.
- El apóstol San Pablo adaptándose a las culturas
Aunque no se disfraza en sentido literal, adopta diferentes posturas culturales y comportamientos para alcanzar a distintos grupos de personas con el mensaje del Evangelio.
1 Corintios 9:20-22:
«Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley), como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.»
Aquí, Pablo usa su capacidad de adaptarse culturalmente como una «estrategia» para ganar almas para Cristo. Aunque no implica un disfraz físico, se asemeja a una «adaptación» de identidad para un propósito justo.