El Ministerio de Igualdad, a través el Instituto de la Mujer, ha dirigido carta oficial a la asociación Familias Numerosas, al objeto de reclamación de adopción de medidas necesarias para la retirada de publicidad, así como el cumplimiento de la normativa vigente, en relación al spot publicitario «Te la están colando», motivo por el cual, el Eminentísimo y Reverencísimo Monseñor Don José Ignacio Munilla, ha realizado una argumentación en el programa de Radio María y en sus redes sociales.
En el programa de hoy quiero abordar un tema increíble: ayer, por la noche, circuló en redes sociales un mensaje relacionado con una carta enviada por la directora del Instituto de las Mujeres, dependiente del Ministerio de Igualdad, a la Asociación de Familias Numerosas de Madrid. En dicha carta, firmada por Cristina Hernández Martín el 20 de noviembre, se reclamaba la retirada de una campaña promocional de natalidad bajo el lema: «Se te está pasando el arroz».
La campaña, que anima a reflexionar sobre la paternidad y maternidad, cuestiona las prioridades sociales actuales. Según el Instituto de las Mujeres, esta campaña constituye un menoscabo a la libertad y autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos y podría considerarse una forma de acoso y violencia psicológica.
Esto es increíble. Una asociación privada realiza una campaña que invita a reflexionar críticamente sobre los valores que asimilamos como sociedad, y desde el Ministerio de Igualdad se intenta censurarla. Vamos a escuchar el contenido del spot publicitario, aunque no podamos ver las imágenes.
Spot publicitario: «Tú, sí tú. Te la están colando. Claro, tú no querías tener hijos. Si eres de los que sí, pero antes tiene que asentar su carrera profesional… te la están colando. Si crees que ahora es el momento de quedarse hasta tarde en la oficina… te la están colando. Si crees que tu pareja tiene que ser perfecta… te la están colando.
Si lo que necesitas es un colchón económico de exactamente cuánto… te la están colando. Si los hijos los quieres más tarde porque ahora toca viajar… te la están colando. Si crees que llegará un momento mejor para tenerlos… te la han colado, pero bien.
Que antes tienes que comprar una casa… te la están colando. Que es una tarea que te supera… bueno, eso sí, pero también lo fue para tus padres y los padres de tus padres. ¿Crees que dentro de cinco años estarás más preparado?… te la están colando.
Es imposible conciliar trabajo y familia… bueno, no más que con ir al gimnasio y salir de fiesta con amigos. Si piensas que te quitarán tiempo para disfrutar de tu pareja… te la están colando. Si tu miedo es que gastan demasiado… te la están colando.
Y mientras te la cuelan, se te va pasando el arroz. Ojalá no te confunda ni te dé tiempo a formar una familia. Y si es numerosa, mejor».
Este vídeo busca poner el foco en la importancia de priorizar la familia antes de que sea tarde. Sin embargo, resulta que esta invitación a reflexionar es calificada como violenta y acosadora por el Ministerio de Igualdad.
Es importante destacar que esta situación refleja algo más profundo: una injerencia contra la libertad de expresión. El gobierno, en lugar de tutelar esta libertad, parece dispuesto a coartarla cuando la crítica no encaja con su narrativa. ¿A quién puede ofender este mensaje? Tal vez a quienes albergan una aversión a la vida o a quienes no quieren reconocer el valor de la natalidad.
Además, España enfrenta una crisis de natalidad gravísima. Somos uno de los países con índices de natalidad más bajos del mundo. En este contexto, que un gobierno ataque una campaña que anima a tener hijos es incomprensible. Debería ser una prioridad fomentar la natalidad, no censurarla.
Otro problema evidente es el uso de recursos públicos para atacar iniciativas privadas. Este ataque desde un organismo oficial, financiado con los impuestos de todos, incluyendo los de las familias numerosas, es indignante.
Para cerrar esta reflexión, me parece que el vídeo es acertado en su enfoque. No recurre al emotivismo ni a reivindicaciones políticas. Es una llamada a la autocrítica sobre cómo el pensamiento mundano puede llevarnos a postergar nuestros valores más profundos.
La injerencia estatal y la libertad de expresión
Quiero retomar un tema importante del programa: la creciente injerencia estatal en la libertad de expresión. En el caso de la campaña de familias numerosas, vemos un patrón preocupante: la restricción del debate público cuando este no encaja con las ideologías promovidas desde el poder.
El gobierno debería ser un garante de la libertad de expresión, no un censor. Sin embargo, con casos como este, se refuerza un modelo estatalista en el que solo las instituciones oficiales parecen tener derecho a opinar y regular. Esto no solo afecta a las familias, sino que crea un precedente peligroso para todas las asociaciones y ciudadanos que deseen expresar ideas contrarias al pensamiento dominante.
La familia, como núcleo básico de la sociedad, debería ser protegida y promovida por el gobierno, especialmente en un contexto de crisis de natalidad como el que vivimos en España. En lugar de apoyar iniciativas que promuevan la vida, encontramos obstáculos, críticas y censura.
Esto nos lleva a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como sociedad civil. No podemos dejar que el miedo a represalias nos impida alzar la voz. Es crucial mantenernos firmes en la defensa de nuestros valores, siempre con respeto y con argumentos sólidos.
El Ministerio de Igualdad y el debate sobre la campaña de natalidad
Siguiendo con el tema del Ministerio de Igualdad y su oposición a la campaña de familias numerosas, quisiera profundizar en algunos aspectos que son claves para entender la gravedad de esta situación y las implicaciones que tiene para nuestra sociedad.
En primer lugar, el Ministerio argumenta que la campaña «Se te está pasando el arroz» supone una forma de acoso y violencia psicológica hacia las mujeres. Sin embargo, el contenido del vídeo no ataca a nadie ni impone una postura, sino que invita a reflexionar sobre las prioridades personales en torno a la maternidad y paternidad.
¿Qué hay detrás de esta reacción?
Lo que subyace aquí es un intento de imponer un pensamiento único. La mentalidad predominante, promovida por ciertas ideologías, busca desvincular la maternidad y la paternidad de los valores esenciales de la familia. Este tipo de censura intenta deslegitimar cualquier mensaje que invite a cuestionar las ideas promovidas desde el poder.
La campaña de familias numerosas pone el foco en un problema real: el retraso constante de la maternidad y paternidad en nuestra sociedad. Este fenómeno no solo afecta a las familias, sino que tiene un impacto directo en la sostenibilidad demográfica y, por ende, en la estructura social, económica y cultural de nuestro país.
Sin embargo, lo que es evidente es que desde el gobierno hay una falta de sensibilidad ante esta problemática. España tiene uno de los índices de natalidad más bajos del mundo. En lugar de incentivar políticas públicas que promuevan la natalidad, las iniciativas privadas que lo hacen son censuradas y atacadas.
La paradoja de la libertad de expresión
Otro aspecto alarmante de esta situación es cómo se vulnera la libertad de expresión. Vivimos en una sociedad donde cada vez resulta más difícil expresar opiniones que se aparten de la corriente principal sin que sean tildadas de ofensivas o inaceptables.
Lo paradójico es que aquellos que censuran este tipo de campañas suelen ser los mismos que defienden la pluralidad y el respeto por las ideas diversas. Sin embargo, cuando esas ideas desafían su visión ideológica, la pluralidad desaparece y se recurre a la censura y al amedrentamiento.
El caso de la carta oficial enviada por el Instituto de las Mujeres es un claro ejemplo de este doble rasero. Se utiliza un organismo público, financiado con dinero de todos los ciudadanos, para atacar a una asociación privada que simplemente invita a la reflexión. Esto, además, envía un mensaje intimidante a otros colectivos: «Si te atreves a cuestionar el discurso oficial, te enfrentaremos con todo el peso del aparato estatal».
La importancia de la familia como motor de la sociedad
La familia es el núcleo de la sociedad y el lugar donde se transmiten los valores fundamentales. Promover la natalidad no es solo una cuestión personal o religiosa, sino un tema de responsabilidad social.
Es irónico que mientras en otros países se están implementando políticas para incentivar la maternidad y la paternidad —como ayudas económicas, permisos parentales prolongados y beneficios fiscales—, en España se ataque a quienes intentan impulsar la natalidad desde la sociedad civil.
La crisis de natalidad no es una cuestión ideológica; es un desafío que afecta directamente al futuro del país. Menos nacimientos significan una población envejecida, un sistema de pensiones insostenible y una economía debilitada.
Reflexión final
Lo que está en juego aquí no es solo una campaña publicitaria, sino la capacidad de nuestra sociedad para dialogar, reflexionar y priorizar los temas esenciales. La censura no es el camino para resolver los desafíos sociales.
Invito a todos los que estén escuchando este programa a reflexionar sobre el mensaje de esta campaña. Más allá de las polémicas, se trata de valorar lo que realmente importa en nuestras vidas y en la sociedad. La familia es una riqueza inigualable, y no podemos permitir que este valor sea relegado o atacado.
Como decía el Papa Francisco ayer en Córcega, al ver la alta natalidad de la región: “Hagan hijos, hagan hijos. Ellos serán vuestra alegría y vuestra gloria”. Este mensaje es una invitación para todos nosotros a recordar que la vida, en todas sus etapas, es un don de Dios que debemos proteger y promover.
Implicaciones Políticas, Sociales y Culturales del Caso Ministerio de Igualdad vs. Campaña de Natalidad
El conflicto entre el Ministerio de Igualdad y la campaña de la Asociación de Familias Numerosas tiene raíces y consecuencias que van mucho más allá del enfrentamiento puntual. Este caso pone de manifiesto cuestiones estructurales relacionadas con la política pública, la narrativa cultural dominante y los desafíos sociales que enfrenta España. A continuación, analizamos estas implicaciones desde diferentes ángulos:
1. Implicaciones Políticas
Censura y control ideológico
La carta del Instituto de las Mujeres refleja un problema grave: el intento de algunas instituciones gubernamentales de controlar el discurso público mediante la censura de opiniones contrarias al pensamiento oficial. Este control no solo afecta a las asociaciones privadas, sino que limita la capacidad de la sociedad civil para participar en el debate público.
La libertad de expresión no puede restringirse arbitrariamente bajo pretextos como la “ofensa” o el “acoso psicológico”. Si bien es legítimo regular el contenido que incita al odio o promueve la violencia, la campaña de natalidad no encaja en ninguna de estas categorías. Se trata de una invitación a reflexionar sobre la prioridad de formar una familia antes de que el tiempo lo dificulte, algo que está lejos de constituir una forma de violencia.
Desconexión con las prioridades nacionales
España enfrenta una de las tasas de natalidad más bajas del mundo (7.1 nacimientos por cada 1,000 habitantes en 2022), lo que plantea serios problemas para el sistema de pensiones, la estructura demográfica y la economía a largo plazo. Sin embargo, el gobierno parece más preocupado por promover su agenda ideológica que por abordar este desafío estructural.
Otros países europeos, como Francia, Polonia o Hungría, han implementado políticas ambiciosas para incentivar la natalidad, ofreciendo beneficios fiscales, ayudas económicas, permisos parentales y otros incentivos. En España, no solo se carece de políticas efectivas en este sentido, sino que incluso se censuran iniciativas privadas que intentan abordar el problema.
Uso de recursos públicos para silenciar iniciativas privadas
El hecho de que un organismo estatal, financiado con el dinero de los contribuyentes, se utilice para atacar a una asociación privada es alarmante. Este tipo de acciones sienta un peligroso precedente en el que el aparato del Estado se convierte en una herramienta para reprimir voces disidentes. Además, resulta irónico que las familias numerosas, principales sostenedoras del sistema de pensiones, sean las que sufran estos ataques.
2. Implicaciones Sociales
El impacto del discurso individualista
La campaña de natalidad critica el individualismo predominante, que pone el énfasis en el éxito profesional, el placer personal y la autorrealización como metas prioritarias, dejando en un segundo plano la formación de una familia. Este discurso, profundamente arraigado en la cultura contemporánea, ha llevado a muchas personas a retrasar o renunciar a la maternidad y paternidad.
Si bien la autorrealización es legítima, su absolutización ha creado una crisis de valores, donde el sacrificio y la entrega, pilares de la vida familiar, son percibidos como cargas en lugar de virtudes. La campaña «Se te está pasando el arroz» intenta desafiar este paradigma, recordando que la familia es una fuente de felicidad y plenitud.
La crisis de natalidad y sus efectos en la sociedad
La caída de la natalidad tiene implicaciones profundas:
Envejecimiento poblacional: España se enfrenta a una sociedad envejecida, con más pensionistas que trabajadores activos, lo que pone en peligro la sostenibilidad del sistema de bienestar.
Desarraigo cultural: La disminución de las familias afecta la transmisión de valores y tradiciones. Una sociedad con menos niños es una sociedad menos dinámica y creativa.
Aislamiento social: El individualismo exacerbado y la falta de familias numerosas aumentan el riesgo de aislamiento y soledad, especialmente en la vejez.
En este contexto, atacar una campaña que promueve la natalidad es una acción que va en contra del interés común.
3. Implicaciones Culturales
La ideología de género y el rechazo a la maternidad
El Ministerio de Igualdad ha promovido una visión de la mujer que prioriza su independencia económica y profesional por encima de otros aspectos de su identidad. Esta narrativa, si bien responde a luchas históricas legítimas, ha llegado a rechazar indirectamente la maternidad como un rol valioso, considerándola a menudo un obstáculo para la realización personal.
La campaña «Se te está pasando el arroz» choca frontalmente con esta perspectiva, al presentar la maternidad como un bien deseable y prioritario. En lugar de considerarlo como una imposición patriarcal, invita a las mujeres a reconocerlo como una opción natural y enriquecedora.
La desconexión con los valores tradicionales
El ataque a esta campaña también refleja una desconexión con los valores tradicionales de muchas familias españolas, especialmente aquellas que ven la maternidad y la paternidad como un llamado natural y un propósito de vida. En lugar de buscar un diálogo inclusivo, el discurso oficial parece alejarse de las sensibilidades culturales y religiosas de una parte significativa de la población.
El desprestigio de la familia numerosa
Las familias numerosas, tradicionalmente consideradas una bendición y un pilar de la sociedad, han pasado a ser vistas como una anomalía o una carga. Esta visión cultural es reforzada por un discurso político que minimiza su importancia, cuando, en realidad, son esenciales para garantizar la continuidad generacional y la sostenibilidad económica del país.
Propuestas y Reflexión Final
Promover el diálogo inclusivo: Es necesario abrir espacios para debatir sobre la crisis de natalidad y el papel de la familia sin censuras ni prejuicios ideológicos.
Fomentar políticas de apoyo a la familia: El gobierno debe priorizar medidas como ayudas económicas, incentivos fiscales y permisos parentales que faciliten la formación y sostenimiento de las familias.
Revalorizar la maternidad y la paternidad: La sociedad necesita recuperar una visión positiva de la familia como fuente de realización personal y bien común, en lugar de verla como una carga o una limitación.
Defender la libertad de expresión: La pluralidad de ideas es esencial para el progreso social. Las iniciativas privadas deben ser respetadas y valoradas como parte del tejido democrático.
La campaña «Se te está pasando el arroz» nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y los valores que queremos transmitir a las generaciones futuras. Es un mensaje que merece ser escuchado, especialmente en un momento en el que la familia necesita ser reivindicada como el corazón de nuestra sociedad.
La moral cristiana es el conjunto de principios, valores y normas de conducta basados en las enseñanzas de Jesucristo y en la revelación divina contenida en la Biblia, especialmente en el Nuevo Testamento. Esta moral se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo como los dos grandes mandamientos que sintetizan toda la ley moral cristiana.
Principios clave de la moral cristiana:
El amor como principio fundamental: Jesucristo enseñó que el amor a Dios con todo el corazón, el alma y la mente, y el amor al prójimo como a uno mismo (Mateo 22:37-40), son los fundamentos de toda la moral cristiana.
La dignidad humana: Todo ser humano tiene un valor intrínseco porque es creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26-27). Este principio guía la defensa de la vida, la justicia social y la solidaridad.
La búsqueda de la santidad: Los cristianos están llamados a imitar a Cristo y a vivir en conformidad con los mandamientos de Dios, esforzándose por alcanzar la perfección moral y espiritual (Mateo 5:48).
La importancia de la conciencia: La conciencia, iluminada por la fe y la razón, ayuda a discernir lo correcto y lo incorrecto. Sin embargo, la conciencia debe ser formada a la luz de la enseñanza de la Iglesia y la Escritura.
La gracia y los sacramentos: La moral cristiana no se basa únicamente en un esfuerzo humano. La gracia de Dios, recibida especialmente a través de los sacramentos, fortalece al creyente para vivir según los valores cristianos.
Áreas de aplicación:
Vida personal: La moral cristiana guía las decisiones individuales sobre virtudes como la honestidad, la pureza, la humildad y la templanza.
Relaciones con los demás: Impulsa el respeto, la justicia, el perdón y la caridad hacia el prójimo.
Vida social: Promueve la justicia social, el respeto por la creación y la defensa de los derechos humanos.
En síntesis, la moral cristiana busca que los creyentes vivan en comunión con Dios y en armonía con los demás, siguiendo las enseñanzas de Cristo como modelo de vida.
La conciencia cristiana es la capacidad del ser humano para discernir entre el bien y el mal, iluminada por la fe en Dios y las enseñanzas de Jesucristo. Es un elemento central en la moral cristiana porque permite al creyente juzgar sus actos y decisiones desde una perspectiva moral, en conformidad con la voluntad de Dios.
Fundamento de la conciencia cristiana
La Ley Natural: La conciencia se basa en la ley natural inscrita por Dios en el corazón de cada persona, lo que permite discernir lo correcto incluso sin una formación explícita (Romanos 2:14-15). Esta ley natural es iluminada y perfeccionada por la revelación divina.
La Revelación Divina: Para los cristianos, la conciencia debe ser formada y guiada por las Escrituras y las enseñanzas de la Iglesia, ya que en ellas se revela la voluntad de Dios.
La acción del Espíritu Santo: El Espíritu Santo actúa en la conciencia, iluminándola y guiándola hacia la verdad, especialmente cuando el cristiano se encuentra en oración o reflexión.
Características de la conciencia cristiana
Personal y relacional: La conciencia cristiana no actúa de manera autónoma, sino que reconoce la relación del individuo con Dios y con los demás.
Formada: La conciencia debe ser educada y formada a través del conocimiento de la Palabra de Dios, los mandamientos, las enseñanzas de la Iglesia y la oración. Una conciencia mal formada puede llevar al error.
Recta y verdadera: La conciencia debe buscar siempre la verdad y el bien. Una conciencia recta actúa en conformidad con la voluntad de Dios.
Libre, pero responsable: La conciencia cristiana respeta la libertad del individuo, pero también implica responsabilidad moral ante Dios y la comunidad.
Funciones de la conciencia cristiana
Juzgar los actos: Ayuda al creyente a distinguir lo correcto de lo incorrecto antes, durante y después de cada acción.
Guiar las decisiones: Actúa como una «voz interior» que orienta hacia el bien y evita el pecado.
Exigir la coherencia moral: La conciencia impulsa al cristiano a actuar de acuerdo con los valores evangélicos, incluso cuando implica sacrificios o ir en contra de las presiones sociales.
Formación de la conciencia cristiana
Conocer las Escrituras: La Palabra de Dios es la fuente principal para entender la moral cristiana.
Vivir los sacramentos: Especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, que fortalecen la vida espiritual.
Escuchar las enseñanzas de la Iglesia: La Iglesia es guía para interpretar adecuadamente la verdad revelada.
Oración y discernimiento: La oración ayuda a estar abiertos a la acción del Espíritu Santo.
Autocrítica y examen de conciencia: Un examen regular permite evaluar las propias acciones y decisiones.
En resumen, la conciencia cristiana es un elemento esencial para vivir según la moral cristiana, ya que ayuda al creyente a buscar y cumplir la voluntad de Dios en su vida diaria.
La mujer enferma en la Biblia se menciona en el Nuevo Testamento en el contexto de la sanidad milagrosa realizada por Jesús. Este relato se encuentra en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y destaca la fe de una mujer que padecía una enfermedad crónica. Es una de las historias más conmovedoras sobre el poder de la fe y la compasión de Jesús.
Relato principal: La mujer con flujo de sangre
Esta historia se narra en Mateo 9:20-22, Marcos 5:25-34, y Lucas 8:43-48. La mujer padecía un flujo de sangre durante doce años, una condición que la hacía no solo físicamente debilitada, sino también ritualmente impura según la Ley de Moisés (Levítico 15:25-27), aislándola de la comunidad.
Descripción del pasaje:
La mujer había gastado todo lo que tenía en médicos sin encontrar cura.
Al enterarse de que Jesús estaba cerca, se acercó a Él con fe, pensando: «Si tocare tan solo su manto, seré salva.» (Marcos 5:28).
Cuando tocó el borde del manto de Jesús, su flujo de sangre cesó inmediatamente.
Jesús, consciente de que había salido poder de Él, preguntó quién lo había tocado.
Temblando, la mujer confesó lo que había hecho. Jesús le dijo:
"Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz y queda sana de tu enfermedad." (Marcos 5:34).
Temas principales del relato:
Fe poderosa: La mujer demostró una fe extraordinaria al creer que solo tocar el manto de Jesús podía sanarla.
Sanidad y restauración: Jesús no solo sanó físicamente a la mujer, sino que también restauró su dignidad y la reintegró a la comunidad.
Jesús rompe barreras: Jesús no se vio limitado por las leyes rituales de pureza. Mostró compasión hacia una persona marginada por su condición.
El valor de la confesión: La mujer confesó su acción públicamente, y Jesús la honró llamándola «hija», un término que subraya el amor y la aceptación.
Significado espiritual:
Este relato es un ejemplo de cómo la fe puede vencer obstáculos y traer sanidad y salvación.
Subraya que Jesús tiene el poder de sanar tanto el cuerpo como el alma, y que Su amor alcanza incluso a los marginados.
Otras mujeres enfermas en la Biblia:
Además de esta mujer, el Nuevo Testamento menciona a otras mujeres que fueron sanadas por Jesús:
La suegra de Pedro: Jesús la sanó de una fiebre alta (Mateo 8:14-15; Marcos 1:30-31; Lucas 4:38-39).
La mujer encorvada: Sufría una enfermedad que la mantenía encorvada durante dieciocho años y fue sanada por Jesús en sábado (Lucas 13:10-17).
Reflexión:
La historia de la mujer enferma nos inspira a tener fe en medio de las dificultades. Muestra que el amor de Jesús está disponible para todos, especialmente para aquellos que enfrentan situaciones aparentemente imposibles. Su compasión y poder trascienden las barreras físicas, sociales y espirituales.
En estos tiempos, donde el progresismo, esta ideología disolvente del ser humano, plantea posiciones utilitaristas —es decir, que no toma decisiones morales sobre el bien o el mal, sino sobre lo útil y lo inútil—, estas posturas relativistas, que niegan verdades absolutas, han tenido un impacto enorme y muy negativo en nuestra sociedad.
Vamos a abordar dos aspectos: uno, el conocimiento. ¿Por qué es importante para la comunidad tener acceso a este conocimiento? Vamos a estudiar y analizar un poco este concepto de conocimiento. Y, también, muy importante, la relación entre razón y fe, entre ciencia y religión.
No existe ningún conflicto, como se quiere presentar hoy, de que el creyente es, básicamente, una persona inhabilitada mentalmente para la ciencia. Si hablamos desde nuestra convicción, desde el punto de vista católico, bíblico, evangélico, la Biblia nos dice:
1 Pedro 3:15: "sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros"
Entonces, entendemos que todo comportamiento, que toda postura, obedece a un conocimiento, sea este bíblico, político o económico.
El conocimiento es vital. De hecho, es parte de nuestra alma, es parte de lo que nosotros somos, y no podemos dejarlo de lado. En el conocimiento —sea del tipo que sea, incluso en los avances científicos— está la gloria de Dios. O sea, Dios está en todo lo que el hombre puede descubrir, en lo que la ciencia logra determinar.
Por ejemplo, el trabajo del código del ADN, el mapa del genoma humano, que tomó tanto tiempo y que fue dirigido por Francis COLLINS, un creyente, es una maravilla. Entender la complejidad del ADN da mucho gozo. El conocimiento es fuente de alegría.
Este conjunto de nucleótidos —adenina, timina, citosina y guanina— conforma la palabra, el logos más grande de la historia: el ADN, esa cadena que fabrica y copia.
Cómo el logos, la palabra, está presente incluso en la genética. Y aquí ya podemos empezar a conectar el aspecto religioso con el científico.
En estos tiempos, donde el progresismo —esta ideología disolvente o este conjunto de ideologías disolventes del ser humano— plantea posiciones utilitaristas, es decir, que no toma decisiones morales sobre el bien o el mal, sino sobre lo útil y lo inútil, estas posturas relativistas, que niegan verdades absolutas u objetivas, y el materialismo, que niega que el ser humano tenga una dimensión trascendental o espiritual, han tenido un impacto enorme y muy negativo en nuestra sociedad.
El progresismo lo hemos notado desde hace unos años, especialmente con lo que ellos querían implementar como ideología de género: una mentira bien etiquetada y bien empaquetada.
Por ejemplo, lo que dijo Gramsci, un marxista y comunista, quien planteó que ellos debían copar todas las instituciones. Es decir, la revolución debería implementarse mediante un copamiento sistemático de estas instituciones y un lenguaje totalitario.
Pero eso, lejos de avasallarnos, ha despertado nuestra curiosidad. Y ahora vemos a una juventud……que va a las fuentes. O sea, una juventud que está investigando, que está estudiando, que se preocupa por estos temas. Antes realmente no había mucha noción de los temas filosóficos. Es más, parecía algo relegado a la historia. Sin embargo, ahora entendemos que sí necesitamos conocer esos temas.
Es interesante esta observación porque, irónicamente, quienes asumen posiciones «pro-ciencia» recurren a argumentos y justificaciones completamente anticientíficos y totalitarios. Es absurdo. Esta fantasía de concebir al ser humano como un ser que no tiene una verdad objetiva en su naturaleza es el disparate más grande. Hasta un niño de cinco años puede diferenciar entre un hombre y una mujer.
Sin embargo, ahora gradúan de Harvard, Yale, Stanford y Oxford a personas con doctorados en «estudios de género», «estudios queer» y «estudios de raza», y salen completamente invalidadas mentalmente. Estas personas, mediante sofismas, intentan interpretar una realidad que es autoevidente: que el hombre tiene una naturaleza, que la mujer tiene una naturaleza, y que somos distintos pero complementarios. Ahora se trata de borrar todo eso.
Luego, cuando los hermanos entendieron el fenómeno y todo aquello contra lo que estábamos luchando —porque ahí estaban involucrados directores de medios, políticos, opinólogos, intelectuales de todo tipo—, la avalancha era muy grande. Gracias a Dios, el pueblo salió a combatir todo esto y logramos frenarlo.
Este tránsito, este tema del que estamos tratando: al inicio la gente no sabía, no sabíamos. En general, intuíamos que algo estaba mal.
Y esto tiene más de 35 o 40 años. Claro, esto tiene raíces en el postmodernismo francés. Uno puede remontarse al existencialismo de Sartre. Es decir, aquí tenemos incluso décadas de gestación y fermentación de este mal.
Este desconocimiento que todos teníamos al principio, nos pilló desprevenidos. Y aquí entra la importancia del conocimiento. Cómo esa intuición de que algo está mal —de que este conjunto de políticas está mal— necesita algo más. La intuición no es certeza. La intuición demanda conocimiento, demanda investigación.
Por eso, la gente debe entender la importancia de iniciativas culturales. Se trata de transitar, a través de la adquisición del conocimiento, hacia la certeza. Entonces, ya es imposible que puedan contraargumentarnos cuando sabemos cómo responder. El saber nos permite ver y entender las reales intenciones detrás de estas agendas.
«Ya es imposible que puedan contraargumentarnos cuando sabemos cómo responder«
La juventud, tiene hambre y sed de conocer. El conocimiento no es un hobby, no es un lujo, no es un elemento opcional. Es imprescindible.
Jesucristo lo dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Para nosotros, el conocimiento es parte de la verdad. Lo que estamos conociendo, valga la redundancia, al tener acceso a toda esa información, es la verdad.
“Si conozco algo de primera fuente, ya no me van a engañar”
Investigamos quiénes fueron los que lo plantearon, cuáles son las concepciones originales, … El conocimiento es participar de la verdad.
La Biblia, además, ofrece respuestas a los dilemas y las inquietudes de las personas. Da certezas, guía moral y aporta un compás para el tránsito de la vida.Pero hay que considerar que el lenguaje celestial y el lenguaje terrenal no son los mismos. No están diseñados para lo mismo.
Muchas veces nos dicen: “Demuestra científicamente esto”. Y yo respondo: “La Biblia no es un libro que trate de demostrar nada científicamente. Dios afirma, pero para eso está la ciencia”. Entonces, ambos se complementan.
Una cosa no elimina la otra. Sería necio decir que, con solo la Biblia, no necesito nada más. Por supuesto que lo necesitamos. Porque, cuando uno tiene los conceptos bíblicos y luego, a través de la ciencia, descubre cosas que confirman la palabra, eso fortalece la fe. Muchos de los descubrimientos científicos confirman lo que dice la Biblia. Nunca se ha constatado una contradicción entre un descubrimiento científico y la palabra de Dios.
De hecho, tenemos la famosa “tesis del conflicto”. Es una tesis reciente, de fines del siglo XIX, elaborada por dos pensadores —uno británico y otro estadounidense— que fabricaron la idea de que la ciencia y la religión están en constante conflicto. De ahí el nombre: “la tesis del conflicto”. Pero esto no es cierto.
Ciencia y fe han convivido durante siglos. Los grandes científicos de la revolución científica fueron cristianos. ¿Cómo podríamos explicar a científicos como Louis Pasteur, Johannes Kepler, Galileo, Newton, entre otros? Y la lista es inmensa. Incluso, la mayoría de los premios Nobel —alrededor del 70 u 80 %— fueron otorgados a cristianos, ya sean católicos o evangélicos. Además, el fenómeno del ateísmo dentro de la comunidad científica es relativamente reciente, de los últimos 40 o 50 años.
Pero ahora se está revirtiendo. Por ejemplo, el estudio del ADN y su complejidad ha llevado a muchos científicos a reconocer que debe existir un creador. Aunque no lo llamen Dios, dicen: “Tiene que haber una mente detrás de todo esto”.
Aunque no quieran admitir que es Dios, reconocen que debe haber un diseño inteligente. Porque, como usted bien dice, la nada no puede crear nada. Eso es pura lógica, ni siquiera hay que apelar a la fe para entenderlo.
El progresismo, sin embargo, ha tratado de impulsar la idea de que ciencia y religión son un juego de suma cero. Según esta visión, mientras más cosas descubre la ciencia, más arrinconado queda Dios. Esto es absurdo.
Varios de los científicos que hemos mencionado consideraban a Dios como guía. Ellos decían que era un deber humano entender la creación. Santo Tomás de Aquino ya hablaba de esto en el siglo XIII, cuando trató de conciliar fe y razón. Ciencia y religión han convivido durante siglos. No se mezclan, pero se complementan.
Hoy en día, los cristianos son ingenieros, médicos, y profesionales de diversas áreas; están familiarizados con la investigación en sus respectivos campos. Sin embargo, es fundamental que también tengan conocimiento sobre temas filosóficos. Por ejemplo, la concepción de la economía, y las concepciones filosóficas son vitales. Antes de un gobierno o de una postura política, siempre hay una idea detrás.
Un caso fascinante es el de Alejandro Magno, quien tuvo como maestro a Aristóteles desde niño. La mente aristotélica se trasplantó a Alejandro, y este la implementó en su gobierno, lo que cambió el mundo. Aristóteles fue invitado por el rey Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno, para entrenarlo y capacitarlo en ética y lógica durante siete años. Alejandro Magno, luego, conquistaría Persia, Grecia y Atenas. Incluso, Aristóteles tuvo que abandonar Atenas debido a un fuerte sentimiento antimacedonio tras la muerte de Alejandro.
¿De qué manera el conocimiento nos vuelve virtuosos?
Es una reflexión que muchos filósofos precristianos, como Platón y Aristóteles, ya planteaban. Aunque tuvieran posturas distintas sobre el conocimiento, ambos coincidían en que el tránsito hacia la verdad debe ser virtuoso.
La virtud es una cualidad, y los cristianos debemos aspirar a ella. Hay músicos virtuosos, personas diestras en diversos campos, y el cristiano también debe buscar la virtud, la excelencia, la elevación del espíritu.
El conocimiento, por ejemplo, en temas como la economía o la ciencia, es esencial. Sans Segarra plantea temas interesantes desde una perspectiva cristiana. Habla sobre los encuentros cercanos con la muerte y expone debates en la comunidad científica entre fisicalistas y dualistas.
Los fisicalistas argumentan que todo está en el cerebro, que no existe el alma; mientras que los dualistas afirman que sí hay alma. Sharon Dirckx, una neuróloga inglesa, a través de investigaciones, demostró que hay una diferencia entre el cerebro, que es biológico, y la mente, que trasciende lo físico.
Por ejemplo, aunque nuestros sentidos pueden percibir el sabor de un café, la mente evalúa cuál es mejor. Es decir, hay algo más allá de lo físico que nos permite distinguir. Esto confirma que debemos desarrollar nuestra mente. La virtud, en ese sentido, es trascender, no quedarte donde estás.
Y esa capacidad de trascender se relaciona con lo que mencionábamos antes: la física cuántica, que nos lleva a las partes más ínfimas y mínimas de la realidad.
Tener conocimiento no significa que todos debamos aprender lo mismo. Hay cosas que nos interesarán más que otras. Por ejemplo, yo estaría negado para la física cuántica, así que giro mis talentos hacia la filosofía y la política. Otra persona encontrará valor en áreas como la ingeniería o la medicina. Pero lo importante, a pesar de que cada uno tenga talentos específicos para ciertos campos, es que no dejemos de «ver el bosque». El problema es que, como quizás lo habrá notado usted también, la ciencia ha tendido hacia una especialización extrema. Nos hemos vuelto microexpertos.
Está bien ser experto en un tema, pero deberíamos hacer un esfuerzo por tener al menos nociones básicas de otros campos. Por ejemplo, si a alguien le gusta la filosofía, que aprenda un poco, aunque no se convierta en experto. Eso le permitirá tener una visión más amplia y entender el panorama general.
El fisicalismo es básicamente la afirmación del materialismo: la idea de que los seres humanos somos solo materia, que nuestras emociones, sentimientos y fe pueden ser reducidos a procesos materiales. Eso, además de ser un absurdo completo, es completamente anticientífico.
Sharon Dirckx, por ejemplo, a través de sus investigaciones, documentó casos de personas clínicamente muertas —con muerte cerebral y física— que luego despertaron.Una joven estuvo cinco meses en ese estado, y al despertar, recordaba todo: las conversaciones entre los médicos, las decisiones que se tomaron mientras estaba inconsciente. Ella les relató exactamente lo que se había hablado, y los médicos quedaron asombrados. Esto fue documentado, y demuestra que no somos solo materia. Esto es algo científico, porque apela a la observación y al registro del comportamiento humano.
La ciencia, además, tiene límites. Se ha instalado esta idea progresista de que la ciencia puede resolver todas las verdades, y que por tanto, Dios ya no es necesario. Según ellos, recurrir a Dios es retrógrado, medieval, y una creencia en fantasías.
Es una narrativa muy dañina, sobre todo para los jóvenes. Pero aquí está el problema: la ciencia no puede responder a todas las preguntas.
«¿De dónde vengo?», «¿Cuál es mi propósito en este mundo?», «¿A dónde voy?» o «¿Cómo puedo ser un mejor padre, hermano o ciudadano?» no pueden ser respondidas por el método científico.
La ciencia no plantea todas las preguntas, y menos aún puede ofrecer respuestas a cuestiones metafísicas, éticas o existenciales. Además, incluso dentro de la astronomía, los mismos científicos reconocen que hay cosas como la materia oscura. Saben que existe, pero no saben qué es. Si no pueden medirla, calcularla o analizarla matemáticamente, no tienen una respuesta. Con la física cuántica ocurre algo similar. Por ejemplo, el famoso experimento de disparar un electrón hacia una placa con múltiples orificios. El electrón pasa por todos los orificios al mismo tiempo. Eso es incomprensible desde una perspectiva lógica o clásica.
Esto nos lleva a algo fundamental: la ciencia tampoco aporta un compás moral. No nos dice si algo es bueno o malo; eso pertenece al ámbito de la ética, no de la ciencia. Uno puede fundamentar éticamente la ciencia, pero no se puede fundamentar científicamente la ética.
En cuanto a la moralidad, para nosotros, como cristianos, esta tiene una base: la fe y la creencia en Dios.
Si aterrizamos en la Biblia, lo que Dios dice es nuestra base, nuestro cimiento. Es nuestro punto de referencia para definir lo bueno y lo malo. Sin esta base, todo sería relativo.
La Biblia lo advierte: “¡Ay de aquellos que a lo bueno llaman malo, y a lo malo llaman bueno!”
Eso es clave. Como cristianos, tenemos un norte, una base sólida. No podemos definir a una persona ni sus actos según nuestro criterio personal, sino según lo que enseña la Biblia.
Por eso el conocimiento de la palabra es fundamental. Y esto también conecta con el libro de Max Weber,La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Weber menciona cómo los movimientos puritanos y pietistas establecieron códigos éticos muy rigurosos en sus comunidades. Ellos entendían que la moralidad y la responsabilidad personal eran esenciales, incluso en cuestiones económicas. Por ejemplo, decía: “¿Cómo podría alguien confiar dinero a una persona que vive de manera licenciosa?”. Estas comunidades tenían círculos cerrados, donde la confianza se basaba en la ética y en los valores compartidos.
La ética, para nosotros, es fundamental. Un mundo sin ética ni moral no es nada. Eso es precisamente lo que los progresistas tratan de derrumbar: las bases éticas y morales que sostienen a la sociedad. Por ejemplo, cuando dicen que ya no hay hombre ni mujer, ni siquiera niños, están eliminando las categorías esenciales del ser humano. Si no hay hombre, mujer ni niño, entonces no hay ética. Se deshumaniza todo, y el ser humano es reducido a un objeto. Ese es el peligro del progresismo, altamente nocivo.
La Biblia nos aporta guías, verdades y un compás moral. Es también un complemento a la ciencia, porque la ciencia no nos dice cómo actuar moralmente ni responde preguntas éticas. Estas respuestas provienen de la ética, la metafísica y, en nuestro caso, de la fe.
También debemos considerar la tecnología como un elemento importante en esta discusión. Participamos activamente de la tecnología; lo que estamos haciendo ahora mismo es posible gracias a ella. Sin embargo, esta noción de un hombre que solo cree en la ciencia, rechaza lo trascendental o espiritual, y se ve a sí mismo como algo mejorable tecnológicamente, ha llevado a algunos a pensar que pueden jubilar a Dios.
Esta idea de transición del homo sapiens al homo deus, donde se promete un paraíso terrenal a través de la edición genética, la inteligencia artificial, la nanotecnología y la robótica, es un engaño. La historia ha demostrado que estas promesas son falsas. Siempre ha sido así. El hombre ha querido jugar a ser Dios desde el principio. Lo vemos en la Biblia y en la historia. Los emperadores romanos, por ejemplo, se hacían llamar «divinos». El hombre, en la medida en que alcanza logros o avances, tiende a decir: «Ya no necesito a Dios».
Sin embargo, el ser humano tiene un componente emocional que, en estos últimos tiempos, está muy afectado. Cada vez hay más personas con problemas psicológicos, psiquiátricos, depresión y ansiedad. Tarde o temprano, esto traerá un desmoronamiento social que nos afectará a todos.
Si hablamos de ética, el concepto de amor es clave. Jesús lo definió claramente: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Este modelo de amor parte del cuidado personal; tú te amas cuando cuidas tu salud, tu bienestar y tu vida. Del mismo modo, debes cuidar y amar a los demás. Este es un punto fundamental porque la ética cristiana siempre se orienta hacia el prójimo. En contraste, lo que predomina en estos tiempos es una perspectiva utilitarista, que rechaza o minimiza la idea cristiana de servir al prójimo.
La vocación cristiana implica un desprendimiento del «yo» para mirar al «tú» y al «ellos». Cuando tomamos decisiones morales, algo será bueno o malo en la medida en que no solo me beneficie a mí, sino que también beneficie al prójimo. Jesús lo explica de manera lógica y sencilla: tú te amas a ti mismo, te cuidas y buscas tu bienestar. Eso no es egoísmo, es algo natural. De la misma forma, debes cuidar y amar a los demás. ¿Cómo vas a hacer feliz a otro si tú no eres feliz?
La autoestima es fundamental. Pero también debemos recordar que la ética cristiana no se basa en la complacencia personal, sino en la capacidad de trascender para servir y amar al prójimo.¿Cómo vas a ser feliz a otro si tú no eres feliz? Exactamente, la autoestima es un tema importantísimo. Pero, ¿qué ha pasado con esta visión cientificista, activista y utilitarista que hemos discutido? Se ha vendido la idea de que lo útil es lo bueno. Si algo es útil, entonces es bueno; si algo es placentero, también es bueno. Este utilitarismo hedonista está promoviendo una visión distorsionada de la moralidad.
Por ejemplo, ahora a las chicas se les dice: “Abre tu cuenta de OnlyFans, ganarás mucho dinero, aunque sea al costo de tu dignidad y la de tu familia”. A los jóvenes se les dice: “Drogáte, porque es fantástico; es tu cuerpo, tu decisión”. También se les incentiva a tener sexo sin responsabilidad, bajo la premisa de que “no le están haciendo daño a nadie”.
Esto promueve una cultura utilitarista orientada al hedonismo, donde lo importante es el placer y el beneficio personal inmediato, sin considerar las consecuencias para otros. El problema con esta visión es que deja de lado la consideración hacia la segunda o tercera persona, y se centra únicamente en la primera. Lo que es bueno deja de estar definido por su capacidad de servir al prójimo y pasa a estar determinado por cuánto placer o utilidad genera para mí.
Esto ha generado una sociedad, especialmente entre los jóvenes, que es más egoísta, socialmente disfuncional y carente de consideración por los demás. Por ejemplo, hacia los ancianos, quienes ahora son vistos como “inútiles” o como una carga. Esto recuerda a las ideas de Hitler, quien promovía la eliminación de los ancianos, los homosexuales, los enfermos y todos aquellos que consideraba “improductivos”. Es un pensamiento peligrosamente deshumanizador.
Y aquí es donde entra el poder del conocimiento, que nos permite analizar y llegar a estos razonamientos. La gente puede decir: “Ah, ahora lo entiendo”. Por eso es tan importante manejar lenguajes filosóficos, políticos, económicos y científicos. Mientras más completo sea nuestro arsenal de conocimientos, y mientras podamos complementarlo con nuestra fe, tendremos una herramienta indestructible, poderosa y menos vulnerable a la manipulación. Porque el problema con estas políticas utilitaristas es que manipulan. Los progresistas, por ejemplo, manipulan a los homosexuales, no porque realmente les importen, sino porque los usan para sus propios intereses políticos. Esto es perverso. El utilitarismo, tal como se está promoviendo hoy, es profundamente dañino.
Se está levantando una nueva generación interesada en el conocimiento. Esto es muy positivo. Trascender significa ser de ayuda para nuestro país, no solo en el aspecto espiritual, sino también en lo social, político y cultural.
Todo pasa por conocer y difundir. Jesús lo dijo: “Vayan y prediquen el evangelio”. En la medida en que uno se enriquece con conocimientos, puede ayudar a otros. Si no sabes, también puedes ser manipulado. ¿Cómo puedes advertir a alguien que está yendo al abismo si tú no sabes hacia dónde se dirige?
¿Por qué los dueños de grandes corporaciones, artistas renombrados y personas con tanto dinero apoyan estas políticas progresistas? La respuesta está en la utopía. Les han vendido la idea de una sociedad ideal, un paraíso terrenal, pero es una mentira. Ya se ha intentado antes, y nunca ha funcionado. Los paraísos comunistas de la Unión Soviética y China fracasaron, al igual que el paraíso de la razón promovido durante la Revolución Francesa. Esa obsesión con la razón, descartando la fe y las creencias, llevó a una masacre. ¿Cuántos murieron decapitados en la revolución? Fue una locura. Incluso se cuenta que en la Plaza de la Bastilla, donde se realizaban estas ejecuciones, la cantidad de sangre derramada hacía que el olor fuese insoportable. Las propiedades de la zona perdieron tanto valor que muchos negocios quebraron. Es increíble el daño que se hizo.
No todos los líderes —sean religiosos, políticos o empresariales— comprenden la importancia del conocimiento. Parte de por qué nos ha ido tan mal como país es porque hemos prescindido no solo de la fe, sino también del saber.
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El Nuevo Testamento menciona gobernantes y líderes en diversas narrativas, pero no se enfoca específicamente en catalogarlos como corruptos en términos modernos. Sin embargo, algunos ejemplos muestran actitudes de injusticia, abuso de poder o hipocresía que pueden asociarse con la corrupción. Estas referencias sirven para contrastar los valores del Reino de Dios con los sistemas humanos de poder y autoridad. A continuación, se analizan ejemplos relevantes:
1. Herodes el Grande y su crueldad
Herodes el Grande, rey de Judea bajo la autoridad romana, ordenó la masacre de los niños en Belén al enterarse del nacimiento de Jesús. Este acto muestra un abuso extremo de poder motivado por la ambición y el miedo a perder su autoridad.
Mateo 2:16: "Entonces Herodes, al verse burlado por los sabios, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en sus alrededores."
Herodes es un ejemplo de un gobernante dispuesto a cometer atrocidades para mantener su control, característico de una corrupción profunda.
2. Herodes Antipas y la muerte de Juan el Bautista
Mateo 14:3-12; Marcos 6:17-29: Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, muestra su corrupción al ordenar la muerte de Juan el Bautista por presión de su esposa Herodías. Aunque respetaba a Juan, cedió a una petición manipuladora para mantener su reputación frente a sus invitados.
"El rey se entristeció, pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen." (Mateo 14:9)
Esta historia revela cómo el orgullo, la debilidad moral y el abuso de autoridad pueden llevar a decisiones corruptas.
3. Poncio Pilato y su falta de justicia
Juan 18:28-19:16: Pilato, el gobernador romano que presidió el juicio de Jesús, mostró debilidad frente a las demandas de la multitud que pedía la crucifixión. Aunque Pilato reconoció que Jesús era inocente, cedió a la presión popular por temor a perder su posición.
"Pilato les dijo: ‘¿Qué mal ha hecho?’ Pero ellos gritaban aún más: ‘¡Sea crucificado!’ Entonces Pilato, queriendo satisfacer a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, le entregó para que fuese crucificado." (Marcos 15:14-15)
Pilato representa a un líder que sacrifica la justicia por conveniencia política, un ejemplo claro de corrupción moral y política.
4. Los líderes religiosos del Sanedrín
Aunque no eran gobernantes políticos, los líderes del Sanedrín (sacerdotes y escribas) tenían poder considerable sobre el pueblo judío y frecuentemente actuaron con hipocresía y manipulación:
Mateo 23:27-28: Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos y escribas, acusándolos de preocuparse más por las apariencias externas que por la justicia y la verdad.
"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia."
Hechos 7:54-60: En el martirio de Esteban, los líderes religiosos manipulan el proceso judicial y actúan violentamente para silenciar la verdad, un acto que demuestra corrupción espiritual y judicial.
5. César y el Imperio Romano
Aunque no se menciona directamente como corrupto, el sistema romano es criticado indirectamente por su opresión y explotación:
Apocalipsis 18: En esta visión simbólica, «Babilonia la grande» representa un sistema corrupto de poder y riqueza que oprime a los pueblos. Algunos estudiosos identifican esta figura con el Imperio Romano, denunciando su avaricia y su injusticia.
"Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han fornicado con ella." (Apocalipsis 18:3)
Reflexión teológica
El contraste entre el Reino de Dios y los gobernantes corruptos: Jesús enseña que el poder debe ser usado para servir, no para dominar. En Mateo 20:25-28, Jesús dice:
"Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellas. No será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor."
La justicia divina: El Nuevo Testamento promete que Dios juzgará a los líderes corruptos y restaurará la justicia. La corrupción humana es temporal frente al Reino eterno de Dios.
El llamado a la justicia: Los cristianos son llamados a actuar con integridad y justicia en sus propias vidas, rechazando el abuso de poder y denunciando la injusticia cuando la encuentren.
Conclusión
El Nuevo Testamento ofrece ejemplos claros de líderes que actúan de manera corrupta, ya sea por miedo, orgullo, debilidad moral o ambición. Estos relatos contrastan con el modelo de liderazgo basado en el servicio, la justicia y la humildad que Jesús enseña y ejemplifica. Estas enseñanzas siguen siendo relevantes para reflexionar sobre la corrupción en el liderazgo contemporáneo.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) aborda la mentira en el contexto de la moralidad y la verdad, enfatizando la importancia de la honestidad como un reflejo de la dignidad humana y la relación con Dios, quien es la Verdad. A continuación, se presentan los principales puntos relacionados con la mentira según el Catecismo:
1. Definición de mentira
La mentira es definida en el CIC 2482 como:
"Mentir es hablar o actuar contra la verdad para inducir a error a quien tiene derecho a conocerla."
Este acto se considera una violación de la verdad y un daño a la relación con los demás y con Dios.
2. Naturaleza moral de la mentira
El Catecismo señala que la mentira es un pecado porque va en contra de la virtud de la verdad y del mandamiento de no dar falso testimonio:
CIC 2483: «La mentira es condenable por su misma naturaleza. Es una profanación de la palabra que tiene como finalidad comunicar a otros la verdad conocida.»
Incluso cuando la mentira parece pequeña o justificable, su naturaleza contraria a la verdad la convierte en un mal.
3. Gravedad de la mentira
El Catecismo distingue entre pecados veniales y mortales en relación con la mentira, dependiendo de factores como la intención y las consecuencias:
CIC 2484: "La gravedad de la mentira se mide según la verdad que deforma, las circunstancias, las intenciones del que la comete y los daños sufridos por los que son sus víctimas."
Las mentiras que causan un daño grave (por ejemplo, calumnia o falso testimonio) son especialmente condenables.
4. Derecho a la verdad
El Catecismo introduce un aspecto importante: no todas las personas tienen derecho a conocer toda la verdad en todo momento:
CIC 2488: "El derecho a la comunicación de la verdad no es incondicional. Todo hombre debe observar una vida conforme al Evangelio, pero no está obligado a revelar la verdad a quien no tiene derecho a conocerla."
Este principio puede aplicarse en situaciones donde la divulgación de la verdad podría causar daño innecesario o ser utilizada de manera injusta.
5. Virtud de la verdad y el uso del lenguaje
La verdad es vista como una virtud esencial que refleja la relación entre Dios y la humanidad:
CIC 2469: "El hombre no podría vivir en sociedad si no existieran la confianza recíproca y la verdad de las palabras."
La mentira corrompe esta confianza y daña las relaciones humanas.
6. Ejemplos específicos de mentira
El Catecismo también aborda situaciones relacionadas con la mentira, como:
CIC 2476: "El falso testimonio y el perjurio, cuando se pronuncian públicamente, se convierten en una injusticia grave."
Este tipo de mentiras no solo afectan a las relaciones personales, sino que pueden tener consecuencias legales y sociales graves.
CIC 2477: "La maledicencia y la calumnia también son formas de mentira, porque dañan la reputación de otros injustamente."
7. Exigencia de reparación
El Catecismo subraya que quien miente tiene la obligación moral de reparar el daño causado:
CIC 2487: "Toda falta cometida contra la verdad exige reparación."
Esto puede implicar disculpas, la corrección de información errónea o acciones que restauren la justicia.
Conclusión
La mentira, según el Catecismo de la Iglesia Católica, es un acto contrario a la dignidad humana y a la voluntad de Dios, quien es la Verdad. Aunque reconoce que no todas las situaciones exigen revelar la verdad completa, siempre condena la mentira como un acto que daña tanto al individuo como a la comunidad. La verdad es presentada como una virtud fundamental que guía la vida cristiana y las relaciones humanas.
La perspectiva de género en el Nuevo Testamento es un tema que invita a un análisis cuidadoso y matizado, dado el contexto cultural y social de la época en que fue escrito. Aunque los textos reflejan las normas patriarcales del siglo I, también presentan enseñanzas que han sido interpretadas como revolucionarias en términos de igualdad, dignidad y el valor intrínseco de hombres y mujeres.
1. Igualdad espiritual entre hombres y mujeres
El Nuevo Testamento subraya la igualdad espiritual entre hombres y mujeres en Cristo:
Gálatas 3:28: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús."
Este pasaje establece que en el ámbito espiritual no hay distinción de género, raza o estatus social, enfatizando la unidad y la igualdad de todos los creyentes.
2. Jesús y las mujeres
El ministerio de Jesús es notable por la forma en que interactuó con las mujeres, desafiando las normas sociales de su tiempo:
La mujer samaritana (Juan 4:7-30): Jesús habla con una mujer samaritana, algo inusual dada la discriminación entre judíos y samaritanos y las normas que limitaban las interacciones públicas entre hombres y mujeres. Además, le confía profundas verdades espirituales, mostrando que las mujeres también son receptoras del mensaje de salvación.
La mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11): Jesús protege a una mujer acusada de adulterio de ser apedreada, mostrando misericordia y desafiando la hipocresía de quienes la juzgaban.
Mujeres como testigos de la resurrección (Mateo 28:1-10): Las mujeres fueron las primeras en ver al Jesús resucitado y en recibir el encargo de anunciar la noticia, un hecho significativo en una cultura donde el testimonio de las mujeres era considerado menos confiable.
3. El papel de las mujeres en la iglesia primitiva
El Nuevo Testamento muestra a varias mujeres desempeñando roles importantes en la comunidad cristiana:
Febe (Romanos 16:1-2): Es mencionada como diaconisa de la iglesia en Cencrea y es encomendada por Pablo, lo que sugiere que ocupaba un rol de liderazgo.
Priscila (Hechos 18:24-26): Junto con su esposo Aquila, enseñó a Apolos, un líder cristiano, sobre el evangelio. Priscila es mencionada en varios pasajes, a veces incluso antes que su esposo, lo que podría indicar su prominencia en el ministerio.
Junia (Romanos 16:7): Es descrita como «notable entre los apóstoles,» un título que ha llevado a debates sobre el papel de las mujeres en el liderazgo apostólico.
4. Pasajes controversiales
Algunos textos del Nuevo Testamento han sido considerados restrictivos hacia las mujeres, y su interpretación varía ampliamente:
1 Corintios 14:34-35: "Las mujeres callen en las congregaciones, porque no les es permitido hablar; sino que estén sujetas, como también la ley lo dice."
Este pasaje ha sido interpretado en su contexto cultural, donde el orden en la iglesia primitiva era importante. Otros sugieren que refleja normas locales y no principios universales.
1 Timoteo 2:11-12:"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio."
Este texto también genera debate, con interpretaciones que van desde una regla contextual hasta un principio aplicable universalmente.
5. Perspectivas modernas sobre género en el Nuevo Testamento
En la teología contemporánea, se han desarrollado enfoques para interpretar el Nuevo Testamento desde una perspectiva de género:
Feminismo teológico: Examina cómo las enseñanzas de Jesús y las cartas paulinas pueden ser vistas como liberadoras para las mujeres en su contexto histórico.
Relectura contextual: Considera las normas culturales de la época y busca aplicar los principios subyacentes (amor, justicia e igualdad) a las realidades modernas.
Roles complementarios vs. igualdad total: Algunos cristianos interpretan los roles de género como complementarios pero igualmente valiosos, mientras que otros abogan por la igualdad total en liderazgo y participación en la iglesia.
Conclusión
El Nuevo Testamento, aunque reflejo de una sociedad patriarcal, contiene principios que han inspirado movimientos hacia la igualdad y el reconocimiento de la dignidad de hombres y mujeres. La interacción de Jesús con las mujeres, los roles destacados de figuras femeninas en la iglesia primitiva y los principios espirituales de unidad e igualdad en Cristo ofrecen una base sólida para promover una perspectiva inclusiva y respetuosa en el cristianismo moderno.
El Nuevo Testamento no menciona explícitamente los Derechos Humanos en el sentido moderno, ya que este concepto surge formalmente en el siglo XVIII y se consolida con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948. Sin embargo, los principios éticos y espirituales que se encuentran en el Nuevo Testamento ofrecen una base sólida para reflexionar sobre la dignidad, igualdad y derechos de todas las personas.
1. La dignidad intrínseca del ser humano
El Nuevo Testamento enseña que todos los seres humanos son valiosos porque fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:27, base en el Antiguo Testamento) y son objeto del amor redentor de Cristo.
Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
Este pasaje destaca el amor universal de Dios por todos los seres humanos, lo que implica su valor inherente.
Gálatas 3:28: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús."
Este versículo promueve la igualdad espiritual y social, eliminando barreras de raza, clase o género.
2. El principio de amor al prójimo
El mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo es central en el Nuevo Testamento y refleja el respeto por los derechos y necesidades de los demás.
Mateo 22:39: "Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Este principio establece una base para la justicia, la compasión y el respeto mutuo.
Mateo 7:12 (la regla de oro): "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas."
Aquí se fomenta la reciprocidad en el trato justo y equitativo hacia los demás.
3. Derecho a la libertad
Aunque en el Nuevo Testamento se aceptan las estructuras sociales de su tiempo (incluyendo la esclavitud), se subraya la libertad espiritual en Cristo y la igualdad fundamental de todos los creyentes.
Juan 8:32: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."
La libertad en Cristo es vista como la liberación de la opresión espiritual, pero también inspira la búsqueda de la justicia social.
Filemón 1:16: "…ya no como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado."
Pablo escribe para reconciliar a un esclavo fugitivo con su amo, promoviendo una relación de igualdad y fraternidad.
4. El cuidado de los marginados y vulnerables
El Nuevo Testamento llama a cuidar de los más necesitados, lo que refleja un compromiso con los derechos de los pobres, enfermos y marginados.
Mateo 25:35-40: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí."
Jesús identifica su presencia con los más vulnerables, subrayando la importancia de su cuidado.
Santiago 1:27: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo."
Este versículo llama a la acción en favor de los desamparados.
5. Justicia y derechos
El Nuevo Testamento enfatiza la justicia como una virtud esencial para las relaciones humanas.
Lucas 4:18-19: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos."
Jesús se presenta como defensor de los marginados y oprimidos, subrayando la justicia social.
Romanos 13:7: "Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra."
Este pasaje refuerza la idea de dar a cada persona lo que le corresponde, fomentando una sociedad justa.
6. Principios aplicables a los Derechos Humanos
Aunque el concepto de derechos humanos como tal no está en el texto bíblico, los valores promovidos incluyen:
Dignidad: Todo ser humano tiene valor inherente.
Igualdad: No hay distinción en Cristo entre razas, géneros o estatus social.
Libertad: La verdad y la justicia conducen a la verdadera libertad.
Justicia: Actuar con equidad y rectitud hacia todos.
Solidaridad: Ayudar a los necesitados y defender a los marginados.
Conclusión
El Nuevo Testamento, aunque no desarrolla un marco legal para los derechos humanos, ofrece principios éticos y espirituales que han inspirado movimientos en favor de la justicia, la igualdad y la dignidad humana. Estos valores son fundamentales para promover una visión de los Derechos Humanos alineada con los ideales cristianos.
En el Nuevo Testamento, aunque no hay menciones explícitas y detalladas sobre los abuelos, se pueden extraer principios y reflexiones sobre su papel y su importancia a partir de la tradición judía y las enseñanzas cristianas que enfatizan el valor de la familia y la transmisión de la fe.
1. La transmisión de la fe a través de las generaciones
Un ejemplo significativo en el Nuevo Testamento es el de Loida y Eunice, la abuela y madre de Timoteo, respectivamente. Ellas son destacadas por su influencia espiritual en la vida de Timoteo:
2 Timoteo 1:5: "Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también."
Esto resalta el papel crucial de los abuelos en transmitir la fe a las generaciones siguientes, sirviendo como un puente espiritual y moral.
2. El respeto por los ancianos
El Nuevo Testamento refleja la continuidad del respeto hacia los ancianos, que también incluye a los abuelos:
1 Timoteo 5:1-2: "No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres."
Esto muestra un llamado a honrar y cuidar a las generaciones mayores, incluyendo a los abuelos, reconociendo su experiencia y sabiduría.
3. El rol en la familia ampliada
En el contexto cultural del primer siglo, los abuelos eran parte integral de la familia extendida. La estructura patriarcal de la sociedad judía y grecorromana colocaba a los mayores en una posición de autoridad y guía, y los abuelos a menudo vivían cerca o en el mismo hogar que sus hijos y nietos. Este entorno fomentaba la educación intergeneracional, donde los abuelos jugaban un papel esencial.
4. Principios aplicables del Nuevo Testamento
Aunque los abuelos no se mencionan frecuentemente, los principios generales sobre el cuidado de los mayores y la importancia de la enseñanza familiar pueden extenderse a ellos:
a) Honrar a los mayores:
Efesios 6:2-3: "Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra."
Este mandamiento incluye a los mayores en general, reconociendo su valor dentro de la familia.
b) La importancia de la instrucción:
Proverbios 17:6 (en el contexto bíblico general): "Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y la gloria de los hijos son sus padres."
Aunque del Antiguo Testamento, este principio continúa vigente y valora la relación intergeneracional.
c) Cuidado de los mayores:
1 Timoteo 5:8: "Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo."
Esto incluye la responsabilidad hacia los abuelos, asegurando su bienestar en la vejez.
5. Lecciones para hoy
1. Transmisión de la fe:
Los abuelos tienen un papel significativo en influir espiritualmente en sus nietos, como lo hicieron Loida y Eunice.
2. Cuidado y respeto:
La familia cristiana está llamada a honrar y cuidar a sus mayores como expresión de fe.
3. Ejemplo de vida:
Los abuelos pueden modelar sabiduría, paciencia y fidelidad, dejando un legado para las futuras generaciones.
ConclusiónAunque no hay una atención extensa a los abuelos en el Nuevo Testamento, el papel de los mayores como guardianes de la fe y su dignidad dentro de la familia son valores implícitos en las enseñanzas cristianas. Su influencia espiritual y su conexión con las generaciones más jóvenes reflejan un diseño de Dios para la comunidad familiar.
El concepto del juez injusto en el Nuevo Testamento aparece de manera prominente en la parábola del juez injusto y la viuda persistente, narrada por Jesús en Lucas 18:1-8. Este pasaje aborda temas como la justicia, la persistencia en la oración y la naturaleza de Dios como juez justo.
1. La parábola del juez injusto
El texto (Lucas 18:1-8): Jesús contó una parábola sobre un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. En la misma ciudad, una viuda persistía en pedirle justicia contra su adversario. Aunque al principio el juez no quería ayudarla, finalmente accedió debido a su insistencia:
Versículo clave: "Y el juez dijo: Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia." (Lucas 18:4-5)
Jesús utiliza este relato para contrastar la injusticia del juez con la justicia y bondad de Dios, que escucha las oraciones de su pueblo.
2. Lecciones de la parábola
a) Persistencia en la oración:
Jesús introduce la parábola diciendo que los discípulos deben orar siempre y no desmayar (Lucas 18:1). La viuda simboliza a los creyentes que claman continuamente a Dios.
b) Contraste entre el juez y Dios:
El juez injusto actúa por egoísmo, mientras que Dios, como juez justo, responde por amor a su pueblo:
Lucas 18:7: "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles?"
c) La promesa de justicia:
La parábola asegura que Dios hará justicia pronto, aunque también plantea el desafío de mantener la fe hasta su regreso (Lucas 18:8).
3. El simbolismo del juez injusto
El juez injusto representa a las autoridades humanas que carecen de principios morales y solo actúan por conveniencia personal. Sin embargo, también sirve para ilustrar un punto: si incluso un juez corrupto puede responder al clamor persistente, cuánto más lo hará un Dios justo y misericordioso.
4. Contexto histórico: los jueces en el mundo antiguo
En la época de Jesús, los jueces locales eran figuras de autoridad encargadas de resolver disputas legales y sociales. En algunos casos, eran conocidos por ser corruptos, favoreciendo a quienes les ofrecían sobornos o beneficios. Esto hace que el ejemplo del «juez injusto» sea relevante y reconocible para los oyentes de Jesús.
5. Aplicaciones prácticas
a) La justicia divina prevalece:
La parábola recuerda a los creyentes que, aunque la justicia terrenal puede ser corrupta, Dios es un juez perfecto que actuará en favor de los suyos.
b) Fe persistente:
La viuda es un ejemplo de fe activa que no se rinde ante las dificultades. Esto anima a los creyentes a perseverar en la oración, confiando en que Dios responderá.
c) Advertencia a los jueces humanos:
El juez injusto también puede servir como una advertencia para quienes tienen autoridad: deben ejercerla con integridad y respeto por la justicia.
6. Relación con otros temas del Nuevo Testamento
El tema de la justicia es recurrente en el Nuevo Testamento:
Dios como juez justo: "Porque el Señor es justo y ama la justicia; los rectos verán su rostro."(Salmo 11:7, citado en el NT).
Jesús como juez final: Jesús es presentado como el juez supremo en el día del juicio, garantizando justicia para todos (2 Timoteo 4:1).
La parábola del juez injusto es una enseñanza profunda sobre la persistencia en la fe, la naturaleza de Dios y la certeza de que la justicia divina prevalecerá. Aunque en el mundo humano puede haber jueces corruptos, los creyentes pueden confiar en que Dios actuará con rectitud y amor en su momento perfecto.
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